Jordan factory

Tras probar suerte durante varios años como artesano itinerante en Europa Central, Wilhelm Jordan regresó a Copenhague y estableció su propia tienda de peines. Sin embargo, no le proporcionó suficiente dinero para ganarse la vida y en 1837 cerró la tienda. Se trasladó con otros dos fabricantes de peines a Oslo, la entonces conocida capital noruega como Christiania, para buscar fortuna allí. El 5 de agosto de 1837, los tres fundaron un modesto negocio de fabricación de peines en el centro de la ciudad, que hoy día se ha convertido en una de las principales fábricas de cepillos de Europa.

Al mismo tiempo, Wilhelm Jordan solicitó la ciudadanía noruega, que le fue concedida el 19 de enero de 1838. Una vez completado su juramento, Wilhelm Jordan obtuvo la ciudadanía y el estatus de maestro fabricante de peines en Christiania. Los últimos trámites incluían tener ocho días para presentar la demanda de nacionalidad en la comisaría y pagar la correspondiente tasa al magistrado.

Varios años después, Wilhelm estaba bien establecido y prosperaba gracias a la fuerte economía local. Tal era su optimismo que decidió hacer su primera inversión importante, comprando una propiedad en Skippergaten 44. Esta ubicación estratégica en la capital le proporcionó el entorno ideal para seguir desarrollando su negocio.

En 1845, Wilhelm Jordan, viendo una oportunidad de negocio, empezó a interesarse en la fabricación de cepillos, ya que en Christiania no había entonces nadie que se dedicara a dicha actividad. Wilhelm Jordan no contaba con experiencia previa en el oficio, pero, una vez más, partió a Hamburgo y, en ese contexto emprendedor de fabricación de cepillos de la ciudad, hizo varios amigos que le acompañaron con sus familias de vuelta a Christiania. Con esta nueva apuesta en la fabricación de cepillos, el negocio de Wilhelm Jordan siguió creciendo y prosperando.

CHRISTIANIA EN LLAMAS

En 1858, Christiania ardería en un gran incendio que el 14 de abril arrasó un gran número de casas de los mejores lugares de la ciudad. Grandes zonas de la ciudad tuvieron que ser reconstruidas y reformadas, por lo que se creó una importante demanda de maderas exóticas extranjeras entre los ebanistas locales. Una vez más, no existía ningún negocio en la ciudad capaz de satisfacer esta repentina demanda, por lo que Wilhelm Jordan regresó a Hamburgo, donde compró tres lotes de madera de alta calidad, principalmente la tan codiciada caoba. Se inició así otro nuevo e importante negocio, esta vez el de la madera extranjera y la fabricación de chapas de madera fina.

FALLECIMIENTO DE WILHELM JORDAN

Wilhelm Jordan murió el 19 de marzo de 1879 a la edad de 70 años, dejando a sus espaldas un próspero imperio comercial y sucesores capaces de preservar y construir lo que él había cimentado. Murió como un hombre rico y un ciudadano respetado de la ciudad de Christiania. Su hijo mayor, Fredrik William Jordan, nacido el 4 de septiembre de 1841, fue quien desarrollaría aún más los negocios de fabricación de peines y cepillos. En esa época, mientras la introducción de la máquina de vapor traía consigo sierras y tornos mecánicos como medios de producción industrial eficiente, la fabricación de cepillos seguía dependiendo de las manos de los expertos artesanos; desde los más finos cepillos de lujo hasta las simples escobas y cepillos para fregar.

CERDAS DE PIASAVA Y CARL JEPPESEN

En la década de 1870, las calles de las ciudades europeas seguían barriéndose con escobas de abedul. No obstante, en esa misma época, Estados Unidos introdujo las escobas fabricadas con cerdas de piasava, todavía en uso en la actualidad, y la innovación pronto llegaría a Europa y Noruega. Fredrik W. Jordan fue el primero en identificar esta oportunidad y, gracias a sus contactos en Dinamarca, conoció al especialista Carl Jeppesen, que se trasladó a Christiania con su familia y comenzó la producción de piasava. Además de sus intereses empresariales, el talentoso danés también poseía fuertes intereses sociales, desempeñando un papel crucial en el desarrollo del Partido Laborista Noruego, del que fue presidente entre 1894 y 1897. Carl Jeppesen fue también un destacado político local y formó parte del ayuntamiento de 1898 a 1925. Asimismo, fue el primer alcalde laborista de la capital de 1917 a 1919. Su personalidad pintoresca y versátil dejó una huella indeleble en la historia de Christiania y de Noruega. Falleció en enero de 1930 y una calle del barrio de Sandaker de Oslo lleva su nombre.

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